Así dice Leydi (19), una joven hondureña determinada a cumplir sus metas y confiada en sus capacidades para lograrlas.
Estando casada, embarazada y sin contar con recursos económicos propios, Leydi desafió las barreras impuestas por una sociedad que, entre otras formas de violencia, la excluyó del empleo por estar embarazada.
Después de un año de haberse graduado en un bachillerato en contaduría y finanzas, Leydi aún no tiene empleo en su carrera técnica y ha tenido que esperar una oportunidad quedándose como ama de casa.
UNA OPORTUNIDAD APARECIÓ
Leydi recibió el apoyo de Plan International Honduras para potenciar su desarrollo personal y autodeterminación económica. Ella y varias jóvenes de su comunidad fueron capacitadas sobre emprendimiento, propiciándoles un entorno habilitante para su desarrollo.
Ella es participante del proyecto de Emprendimiento Social y Financiero que implementa Plan con el objetivo de contribuir a la construcción de un movimiento nacional de niñas y mujeres jóvenes emprendedoras del departamento de Choluteca con edades entre 15 y 24 años, a través del desarrollo de prácticas sociales para la vida independiente en materia de empleabilidad, emprendimiento, derechos sexuales y derechos reproductivos.
Las capacitaciones estimularon a Leydi a desarrollar su propio negocio. Aprovechando que la pesca es la principal actividad económica de su comunidad y que sus familiares son pescadores, la joven aprendió nuevas habilidades que le ayudaron a emprender la comercialización de vísceras de mariscos.
“Antes tenía miedo, pero gracias a las actividades que Plan hacía, aprendí a expresarme un poco más”.
Su negocio consiste en la compra y venta de pescados. Ella se encarga de comprarlos, limpiarlos y extraerles las vísceras conocidas como “buche de pescado”. Luego, una socia vende en el mercado el pescado limpio, mientras Leydi se encarga de la venta de buche, lo que le genera ingresos muchas veces superiores al salario que podría ganar en un trabajo formal.
El empoderamiento económico no solo la ha motivado a plantearse nuevas metas en la vida, también la ha abierto a la reflexión acerca de las relaciones de poder en las parejas. “Me sueño como una emprendedora que se vale por sí misma, que no tenga la necesidad que otro me dé lo que quiera o me pueda dar. Sé que emprender es difícil, pero no hay reto en esta vida que no se pueda cumplir si uno se lo propone”.
El empoderamiento, también le ha permitido a Leydi romper las desigualdades de género, proponiéndose compartir su ejemplo de emancipación económica como mujer a otras jóvenes. “Soy un ejemplo vivo de una persona graduada y desempleada, y que ahora tengo mi propio negocio.”